El número 128 de la revista Blanco Móvil festeja treinta años de perseverancia, calidad y un sinfín de autores, que en su momento eran desconocidos y ahora son íconos de las letras nacionales, así como el riesgo de seguir promoviendo autores nóveles. No por nada, Blanco Móvil se ha vuelto un emblema para el trabajo independiente, alternativo y profesional del México literario, con ojo internacional. En este gran aniversario, el riesgo no fue meno, al proponer el tema de Transgresiones indispensables, que a decir de los editores invitados, Adriana Tafoya y Andrés Cisneros de la Cruz, es “una reunión de literatos extravagantes, sí. También de algunos con ideas raras o exóticas. Estéticas que no se ajustan a expectativas o juicios fáciles. Autores que expondremos aquí como transgresores. Algunos con la claridad de serlo, otros con la naturalidad que implica su literatura como un acto transgresor per se”.
Es importante mencionar que el editor y poeta, Eduardo Mosches, es una figura muy controvertida dentro del medio literario, puesto que su carácter franco, amistoso, y siempre propositivo, lo vuelven foco para la polémica, lo que siempre le ha dado una buena fama, de la mano de su proyecto. Es consabido su exquisito gusto y la exigencia que ejerce al momento de la obra poética. Así como su apertura a invitar a distintos curadores literarios a dirigir las selecciones de la revista, garantizando así que el blanco no deje de estar en movimiento.
Adriana Tafoya hace hincapié “en la importancia de saber qué es lo que se trasgrede, y para qué: es crucial para que el poeta o el narrador pueda ejercer una estética. Transgredir por transgredir es similar a hacer por hacer. Por eso hemos convocado a poetas y narradores de diferentes generaciones, perspectivas, círculos, para que nos den una gama amplia del elemento transgresor: sea con el humor, la sátira, la reflexión, la belleza, la crítica literaria o la académica”.
Así mismo, en la introducción, Cisneros de la Cruz, escribe: “Porque transgredir no es gritar fuerte o con amargura, sino con precisión. Ser incisivo. Abrir donde hay que abrir para extraer lo que se busca extraer y lograr el trasplante; salvar un organismo, el cuerpo mismo del poeta, o del poema, y por ende de la poesía, de la literatura, y su radio expansivo. ¿Qué se puede transgredir cuando rotos tantos límites y acuerdos sociales los transgresores se han sumado a los cánones y leyes establecidas convirtiéndose en los conservadores del hoy?”.
Por eso es muy probable que cuando el lector terminé de leer este nuevo número de Blanco Móvil, salga con algunas heridas; de las cuales, no cabe duda, “brotará una flor. Un fruto. O una nueva percepción de ser”.