En el ciclo Nuevas Voces de la Literatura Mexicana | ||
Comunicado No. 792 | ||
Ingrid Valencia, Javier Peñalosa, Adriana Tafoya y Jaime Coello, ofrecieron una muestra de su producción poética Una muestra de la experimentación y espíritu que dan como resultado temperamentos poéticos de lo más diverso, caracterizó la más reciente sesión del ciclo Nuevas voces de la literatura mexicana, en la que participaron Ingrid Valencia, Javier Peñalosa, Adriana Tafoya y Jaime Coello, quienes hablaron de sus motivaciones creativas y dieron lectura a algunos de sus trabajos. Organizado por Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, el ciclo tiene como propósito difundir lo más destacado de la lírica joven del país y ofrecer un panorama de las tendencias estéticas actuales en la literatura. Ovidio Ríos, Jaime Coello y Adriana Tafoya. Ingrid Valencia (ciudad de México, 1983), poeta, conductora de radio, gestora cultural y directora de la revista La Manzana, arte & psique, señaló que para ella la poesía existe aislada del poema. Es decir, que el poema rescata ciertos momentos, cierta luz de las cosas, aunque habite en lo negado o en lo que no percibimos de manera superficial; de esta suerte, “la podemos encontrar en la pintura, en la música, en el terror, en el miedo, la poesía es nuestra parte más humana y la que nos conecta con los otros”. La autora del poemario La inacabable sombra, se pronunció partidaria de la tradición y afirmó que se ha esforzado por integrarse a ella con el fin de dar propuestas distintas. De ahí que actualmente su objetivo esté centrado en hurgar en las formas, en crear sonetos sin rimas, pues considera que esta última ya no es una propuesta actual. Y si bien cree en la métrica, en su opinión el ritmo debe estar en estructuras previamente calculadas. Por su parte, Javier Peñalosa, autor de Aviario y del libro infantil El día que María perdió la voz, señaló que desde niño le han llamado la atención las palabras y sus sonidos. Comparó a las rimas y las formas tradicionales con un vaso o un recipiente, en donde el contenido tiene que caber forzosamente, tendencia combatida a lo largo del último siglo por las vanguardias, cuyo legado en su opinión dejó algunas cosas un poco locas y ortodoxas. Ingrid Valencia, Javier Peñalosa y Ovidio Ríos. Sin embargo, reconoció que dichas vanguardias trajeron también espacios de libertad que permitió a los poetas hacer un vaso a la medida de su contenido. Así, cuando escribe no se siente sujeto a reglas rígidas, sino que echa mano de una libertad que le permite sentirse más cómodo y preciso con lo que quiere expresar. Adriana Tafoya, Premio Slam de Poesía (2007) de la Alianza Fancesa y segundo lugar del Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2004), indicó que sus referentes poéticos a los que adoptó como primeros maestros son Enrique González Martínez, autor de Tuércele el cuello al cisne y su nieto, Enrique González Rojo, poetas que en su opinión, siempre se deben barajar, leer y releer, porque tienen mucho que aportar. Comentó que actualmente se ha dedicado a leer ensayo, así como poesía de algunos de sus compañeros, tanto por gusto como por estar enterada de lo que se está escribiendo y así conocer el rumbo estético de la poesía actual. “Entonces, no sólo por respeto a mis colegas sino por verdadero interés y amor a la poesía, estoy leyendo a varios de ellos”. El poeta, dramaturgo, periodista y corrector de estilo Jaime Coello, quien básicamente ha publicado su obra en internet, señaló que su estilo se basa en la recuperación del habla popular, como en algún momento lo hizo Guillermo Prieto por ejemplo. “La cosa surge –añadió-, porque en la poesía hago un juego tipográfico que nace como producto de una necesidad plástica de disponer del poema como si fuera un cuadro y, al mismo tiempo, me sirve como notación para los cambios y las inflexiones de la voz del caló chilango”, puntualizó. Para él, la rima es una herramienta más, un elemento que le da una cadencia musical al texto. En su caso, refirió que su principal interés es hacer una poesía más clara, “pues con esto de las vanguardias y la ruptura de ciertas formas, hemos llegado a un grado de abstracción en las palabra que al final confunde. Entonces, creo que tiene que haber un esfuerzo para ser claro en lo que se dice, para que vuelva a tener sentido leer poesía”. | ||
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viernes, 4 de junio de 2010
Experimentación e imaginarios heterogéneos
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